Utilizando los microscopios del laboratorio escolar, los alumnos de jardín de niños y primaria descubrieron un mundo fascinante y desconocido. A través de las lentes, exploraron la complejidad y belleza de la naturaleza: observaron con asombro la estructura detallada de una pata de abeja, los vibrantes colores del polen de una flor y las imperfecciones de un cabello maltratado. Además, se maravillaron al identificar las células que componen una cebolla, la textura de la piel de un ratón y los intrincados detalles del abdomen de una avispa. Esta experiencia no solo amplió su curiosidad, sino que también les permitió apreciar la riqueza del mundo microscópico que los rodea.